Una tarde loca en la oficina. Demasiado trabajo para mi gusto con el tema de socios y fichas y cuotas de la Escoleta.
Parece ser que el asunto, finalmente, ha estallado y se han formado dos bandos.
Vale, me parece muy bien, pero hay gente que no merece la pena ni prestarle atención.
Yo también la odio. Y tengo suerte de estar en el bando de los que tienen la razón y de mis amigos.


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